SI NO LO HACEN ELLOS, LO HARÉ YO




Hay situaciones en la vida que me superan. Leo el periódico y me encuentro con un titular como este: “Detenido por ayudar a morir a su mujer con esclerosis”. Es entonces cuando me formulo la siguiente pregunta: ¿Morir de forma digna cuando uno quiera, no debería ser un derecho?  

“¿Qué me pasa? No lo entiendo. Tranquila, con la medicación mejorarás. Ya no puedo ni aguantarme para ir al baño. Voy a ser una carga para ti, y no quiero. Te quiero, en lo bueno y en lo malo. ¿Recuerdas? Hice un juramento, y ahora es el momento. Estoy aquí, por ti. Eres el amor de mi vida y estaré a tu lado hasta el final. ¿Sabes lo que yo quiero? Dime. Quiero vivir como lo hacía antes. Viajando y tomando vinos. Paseando y respirando el aire del bosque. Quiero caminar. Coger el vaso que me llevo a la boca. Poder tragar lo que bebo. Respirar… Quiero gritar, saltar, correr y, me atrevería a decir que también a nadar. Quiero poder sujetar a mi nieto en brazos. Escribir poesía. También dar clases de baile. Flamenco y tango. Ponerme tacones bien altos. ¡Quiero gritar! Llorar y poder secarme las lágrimas. Levantarme por la mañana y ponerme las zapatillas de estar por casa. Te quiero cocinar. Hacerte patatas a la riojana, esas que tanto te gustan. Salir al jardín y recoger naranjas. Quiero… hacer el amor. Sentirte y que me sientas. Ahora, estoy muerta. No merece la pena vivir de esta manera. Prométeme, que cuando ya no pueda hablar ni moverme, me ayudarás a marchar. A terminar con esta condena. La ley nos ayudará. Si son humanos, y tienen corazón, te ayudarán a terminar de una forma digna. Vale, esperemos. Pero si ese día no llega, quiero que me prometas que de alguna manera me ayudarás a marchar. Lo haré mi amor. Te lo prometo. Porque quiero que me recuerdes alegre y viva. Es hora de tu medicina. Ajá. Júramelo. Te lo juro, amor. Si no lo hacen ellos, lo haré yo."

¿Alguien ahí arriba se ha parado a pensar en el sufrimiento de estas personas? ¿Se han parado a pensar, que si quieren morir, es por una razón? Nadie en su sano juicio decide suicidarse porque sí. Si alguien te está pidiendo que le eches una mano porque él ya no se vale de las suyas para quitarse la vida... ¿De verdad se considera un homicidio? ¡Por el amor de dios! Y lo pide sabiendo el riesgo que conlleva para la otra persona… ¿Qué sufrimiento, o más bien diría yo que agonía, no tiene que estar padeciendo para pedir semejante favor? Pongámonos en su piel por un segundo. Marido, mujer, hijo o madre… ¿Le ofrecerías tus manos? O más bien… ¿Las dejarías metidas en tus bolsillos? ¿A eso lo llamaríamos amor, o egoísmo? Porque si nos lo está suplicando, vemos que la situación no mejora y que su calidad de vida merma con los años… Difícil, muy difícil... ¿Miedo a que nos encierren? O… ¿A que se vaya para siempre? 



Bv

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